jueves, 28 de noviembre de 2013

CAPÍTULO XX






25/06/2008


Dije que tardaría poco y ya estoy aquí de nuevo. ¿Os pasa a todos que a medida que van cambiando las temporadas climáticas parece que os sentís peor?. A mi me ocurre y cada vez que pasamos de una estación a otra, me digo que sea cual sea el clima que haga, siempre me afecta de alguna manera. En invierno, los dolores se recrudecen porque al dolor muscular se suma el dolor articular. En primavera, las alergias no te abandonan.
En verano, la fatiga crónica aumenta (es posible) y sólo tienes ganas de estar recostada porque no tenemos fuerzas para nada. Y el otoño, ¿qué decir del otoño?, pues es una mezcla de todo lo anterior. Sí amigos-as sí.
Pero a pesar de todo lo negativo, físicamente, que me ha traído la enfermedad, sigo destacando que me ha proporcionado más ganas de vivir que nunca. Soy más feliz, no por lo que me rodea, sino conmigo misma. He conseguido a base de aprendizaje, y cuando llega el momento en que estamos a punto de entrar en ese pozo negro que casi todos-as conocemos ya, hallar la forma de salir.

Cierto es que cada vez que ocurre, vuelvo a hacerme la misma pregunta, ¿será ésta la definitiva y me hundiré del todo?. Pero entonces pienso que si lo hago, todo aquello positivo que la fibromialgia me ha proporcionado, sentir todo lo que siento cuando estoy con mis nietos, escribir mi blog, mis relatos o mis cuentos, e incluso perder todas las verdaderas amistades que he conseguido gracias a mi dolor, lo perdería. Y poniendo en una balanza lo que tengo, incluyendo la enfermedad, de un lado, y lo que perdería, de otro. Me quedo con lo que tengo.

CONTINUARÁ...
(Imágenes descargadas de Internet)










No hay comentarios:

Publicar un comentario