domingo, 30 de abril de 2017

CAPÍTULO XVI





(18-04-2017)


LAS DIETAS”


Hablando únicamente de desde mi experiencia, digo, que las dietas no me sirven para nada. Estuve haciendo una recomendada por una profesional, y me fue excelente, comiendo muy bien, sano, perdí cuatro tallas –no me gusta pesarme y me guío por la ropa. Estuve perfectamente durante un año y medio. Mi autoestima mejoró y subió como desde hacía tiempo que no lo hacía, pero llegó el verano más caluroso para mí de mi vida, ni el aire acondicionado a veces terminaba de refrescarme, y aunque seguía con la misma dieta que en realidad se trataba de comer sano y quitarle acidez al organismo, como apenas salía de casa ya que el calor me asfixiaba hasta el punto casi de desfallecer, empecé a recuperar las tallas perdidas y no conseguían que bajasen.
Os hago una idea de cómo fue mi verano pasado: me levantaba de la cama después de pasar toda la noche sin poder apenas dormir y con el ventilador junto a la cabecera, me duchaba y desayunaba, con el último sorbo de café me iba al sofá del salón –único lugar de la casa que tiene aire acondicionado- con un libro, mi cuaderno, el lápiz y mi botella de agua alcalinizada (en algún momento os contaré como se hace y para qué sirve); sólo me levantaba para ir al baño, y a media mañana para coger una fruta; cuándo se acercaba la hora del almuerzo me metía en la cocina llevándome un ventilador de pie -así y todo pasaba calor ya que por mucho pie que tenga el ventilador, no anda-, sólo podía preparar cosas que fueran rápidas de hacer, ensaladas, sopas frías, fruta, etc, así y todo cuando pasaba en la cocina más de quince minutos, tenía que salir de allí lo más rápido posible porque comenzaba con un calor agobiante y terminaba con mareos y náuseas. Tenía que volver al salón y pasar otro rato hasta que me refrescaba y conseguía que se me pasara el malestar. Así hasta que terminaba, volvía al salón, y almorzábamos.
A partir de ahí, sólo salía de “mi burbuja” para las necesidades habituales de mi organismo, el café de la tarde y la cena. Y la rutina de ir a dormir, todavía se atrasaba más porque la temperatura era tan cálida en la habitación, que el ventilador no servía para nada. Incluso las faenas de la casa se quedaban aparcadas porque me era imposible físicamente soportar la temperatura del resto de la casa.
Ahora comprenderán el por qué volví a subir de peso. Así que cuando llega el invierno, prefiero soportar los dolores, que la temperatura y el calor que me proporciona el verano.
En estos momentos estoy pasando una fase de parón momentáneo, en que no aumento de peso, pero tampoco pierdo. Aunque en invierno sí he salido más, he hecho ejercicio… A esto, la doctora, mediante unos análisis, encontró el motivo, no pierdo peso porque el tiroides no funciona bien. Ya estaba en tratamiento por hipotiroidismo, pero ésta vez se había disparado de forma alarmante y tuvo que subirme la dosis.
Los problemas con el tiroides son también frecuentes entre las personas que padecemos fibromialgia.
Ésta compañera indeseada, no sólo no nos deja vivir sin dolor, sino que también nos quita la autoestima.
Cuando perdí peso, por fin pude comprarme ropa que no fueran sólo en colores negro, azul, marrón, que son casi los únicos colores en los que fabrican las tallas grandes. Por fin utilizaba el azul cielo, el blanco, algún estampado…Pero tras el susodicho verano, volví al negro, el azul y el marrón.
Por eso he vuelto al encierro, apenas salgo, pero no sufro por ello, simplemente no se me apetece, teniendo un libro, un cuaderno y un lápiz hago lo que más me gusta leer y escribir.
Ya sé lo que estarán pensando, eso no es bueno, y que no es lo que esperaban de mi a estas alturas, pero yo también tengo mis temporadas bajas. Aunque tengo claro que no va a durar mucho más, Carmen cae a veces muy rápido, pero más tarde o más temprano se levanta, y creo que ese proceso ya ha empezado.
Mi libro, basado en la primera parte de este blog, va a estar pronto en la calle y las firmas, presentaciones y demás situaciones que se presenten por este motivo, harán que deje mi espacio de confort para salir a la calle y a menudo.

“Creo que todo se resume en tener un aliciente por el que luchar”. Ahora mismo, el mío, es que mi libro llegue a vosotros.


CAPÍTULO XV







(16-04-2017)



“EL PERDÓN Y LA CULPA”



Hoy hablando con una amiga, surgió el tema del perdón.
Bueno, ya sabemos que para sentirnos bien debemos perdonar a los que nos hayan hecho daño, pero exactamente hablábamos del perdón propio. Siempre nos estamos culpando por las cosas que no nos salen bien o por las que no podemos hacer debido a nuestras limitaciones, incluso por aquello que quizás no podemos cambiar.
Para sentirnos bien, no, para sentirnos muy bien, debemos perdonarnos primero a nosotros mismos, no por el motivo por el que nos creemos culpables, sino por el simple hecho de sentirnos así.
Nuestra rutina se basa en enfadarnos e incluso llorar porque no podemos llevar la casa como quisiéramos, por no poder ayudar a nuestros hijos y maridos o esposas en lo que nos piden, por no sentirnos bien precisamente el día que pensábamos visitar a nuestros mayores, o simplemente porque nuestros amigos habían hecho planes con nosotros, y por encontrarnos mal se los hemos chafados.
No podemos castigarnos de esa forma. Eso es lo que debemos perdonarnos para poder seguir adelante.
No tenemos la culpa de no poder llevar la casa al día, ni tampoco por no ayudar a nuestros hijos y maridos o esposas si lo que nos piden es difícil de hacer por nuestra parte, ni por estar en cama el día que queríamos ir a ver a nuestros padres, y aún menos de creer que somos unos aguafiestas y que por ello nuestros amigos no pueden salir.
¿Cuál es la culpa?, la casa ya se limpiará, sobre todo si delegamos en los demás; los hijos cuando quieren incluso nos recriminan que nos metamos en sus asuntos, pues dejémoslos a su libre albedrío; nuestros padres, si están bien, ese día en vez de ir los llamaremos por teléfono, y si se encuentran mal, pidamos ayuda a nuestro círculo cercano; y nuestros amigos, ¿es que nunca nos ha ocurrido que ha sido otro el que ha faltado a la cita por no encontrarse bien y no lo hemos culpado de nada?.
Entonces pregunto de nuevo, ¿Dónde está nuestra culpa?



“Cuando no podemos cambiar la situación a la que nos enfrentamos, el reto consiste en cambiarnos a nosotras mismas”



CAPÍTULO XIV




(12-04-2017)


“CUESTA CARO ALIVIAR EL DOLOR”


Por una persona que ha tenido la oportunidad de probarlos, sé que los cosméticos con base de ozono están resultando en este caso muy positivos para la piel.
Ya habíamos oído, incluso ha sido demostrado que la Ozonoterapia, mejora la calidad  de vida en las personas con fibromialgia. Pero como todo lo que resulta beneficioso para la salud, es caro, sobre todo porque se necesitan varias sesiones para sentir la mejoría y repetirlas cada cierto periodo de tiempo. ¡Qué trabajo le cuesta al mundo distribuir salud física o psicológica de forma económicamente asequible!
En 2015, con motivo del Día Mundial de la FM y el SFC, se puso en marcha un proyecto para erradicar los falsos y erróneos conceptos que muchas personas tienen sobre las dos enfermedades. Se elaboraron unos dípticos con un decálogo en el que se recogía información de interés. Fueron repartidos por prácticamente todas las farmacias andaluzas, por ser la mejor forma de llegar a los pacientes, sus familiares y amigos.
Para encontrar un tratamiento adecuado, tendrán que tener en cuenta la hipersensibilidad e intolerancia química que conllevan las enfermedades.



CAPÍTULO XIII






(10-04-2017)

“LA TOXICIDAD ES MALA COMPAÑERA"

Cada vez me doy más cuenta de la cantidad de personas que intoxican la vida de los demás. He decidido alejarme de las que me hacen sentir mal, cuando yo no tengo culpa alguna de que las decisiones que tomen sean incorrectas y que por ello quieran culpar al primero que cogen por banda.
En primer lugar porque mi cuerpo se resiente, en segundo lugar porque mi mente se resiente y en tercer lugar porque mi corazón se resiente.
Ya sabemos que según la actitud que tomemos ante la vida, nos ayudará o perjudicará a los que padecemos cualquier enfermedad, en este caso la fibromialgia. Cuando me preocupo por cosas importantes comprendo que mi salud se resienta, pero cuando lo hago por cosas banales o por la recriminación de algo de lo que no soy culpable, me niego rotundamente a padecer por eso.
Esas personas las podemos encontrar en cualquier parte, entre familiares, amigos cercanos o conocidos. Cuando notemos que algo nos crea sensación de malestar emocional, miremos a nuestro alrededor, y a quién tengamos más cerca, habremos dado con el personaje tóxico.
Durante muchos años, nos hemos encontrado con situaciones o personas que nos dan como un repelús. Yo me di cuenta no hace mucho, que esa sensación la sentía en momentos de enfados, discusiones, y con ciertas personas que normalmente me descolocaban con su forma de hablar o con sus palabras.
Ahora estoy alerta para que no me vuelva a ocurrir, y si no puedo evitar el desencuentro, paso de largo, cambio de tema o lo ignoro.


CAPÍTULO XII






(08-04-2017)


“LA PARESTESIA”


Ayer y antes de ayer fueron dos días totalmente eternos.
Me levanté con el alma en los pies. Me costaba caminar, mover los brazos, hablar e incluso pensar. Tengo miedo cuando ocurre porque no sé qué seguirá a estos síntomas.
Es traumatizante cuando a veces no puedes mantener una conversación fluida con nadie, sobre cualquier tema, sin que de vez en cuando me quede con la mente en blanco y no recuerde lo que estaba hablando un segundo antes si en medio de la conversación alguien me interrumpe; o querer decir algo y no saber que palabra es la que debe llegar a mis labios. Busco y rebusco en mi mente en esos momentos pero nada, hasta que alguien se da cuenta e intercede por mí y coloca esa palabra tan buscada, y utilizada normalmente, de nuevo en mi boca para poder seguir conversando, a este hecho de olvidar palabras o nombres frecuentes se le llama “letológica”.
Otro síntoma muy común es el entumecimiento u hormigueo en las manos y pies, se denomina “parestesia”.
Pero cuando todo pasa, vuelvo a creer en la vida y en que a pesar de estar en la madurez de la mía, sana o no, me quedan muchas cosas por vivir. Cosas que siempre quise hacer y no pude. La más importante, ser dueña de mi propia vida, tener la opción de vivir parte de aquella juventud que no tuve, algo de lo que nadie tiene la culpa, pero que por circunstancias del destino te llevan por un camino diferente al que habías planeado. No reniego de mi pasado, que no haya malos entendidos, porque me dio lo más maravilloso del mundo; por eso quiero hacerlo ahora, antes de que esta compañera nuestra, a la que tanta gente ignora cómo invalidante, haga más estragos en mi cuerpo.
Soy optimista y sé que estoy consiguiendo algunas de las metas que me propuse cumplir a lo largo de mi vida, y por eso sé que voy a conseguir que se cumplan algunas más. Todo depende ahora de mi actitud con la que me tome lo que vaya llegando, y ese es el porqué de estas páginas, para recordarme día a día que me queda mucho y bueno por delante, y así conseguir fuerzas para seguir batallando contra la fibromialgia (FM), la fatiga crónica (SFC) y los primeros síntomas de la Sensibilidad Química Múltiple (SQM).



CAPÍTULO XI









(03-04-2017)


“QUIERO QUE ALGUNA VEZ SE PONGAN EN MI LUGAR”




Cada día me es más imposible de recordar cómo es vivir sin dolor.
¿Pueden los familiares o amigos saber qué significa para nosotros pasar cinco minutos, no ya diez ni treinta, sino cinco minutos sin dolor?
Últimamente me dicen mucho eso de “ya sé que te duele, ¡claro como a mí cuando hago esto o aquello otro!”, en esos momentos ¡siento una rabia que me invade las entrañas! Y me gustaría decirles alguna cosa, pero ya paso de seguir dando explicaciones, me agota y gasto la poca energía que tengo y necesito para salir adelante otro día más. Si ni tan siquiera entre las personas que padecemos fibromialgia hay un grado concreto de dolor que nos iguale, ¿cómo pueden llevar casi catorce años, sin comprender lo que padezco, y sin tan siquiera ponerse en mi lugar?
Creo que el mayor problema para que nadie comprenda la situación de las personas con Fibromialgia (FM), Síndrome de Fatiga Crónica (SFC) o Sensibilidad Química Múltiple (SQM), sobre todo las dos primeras que son las más invisibles, es que no hay o no encuentran la forma de imaginarse ni de ponerse en nuestra piel. Les digas lo que les digas, hacen oídos sordos a través de una operación matemática simple y equivocada:                                                           
Aspectos visibles de la FM + aspectos visibles del SFC = 0, cuando en realidad es: Síntomas de FM + Síntomas de SFC = dolor + cansancio x 10.
Parece una tontería sacada de la manga, pero es tan cierta como que (y siguiendo con las matemáticas) 2+2= 4.
Esta mañana me levanté con neuralgia. A las siete y media de la mañana sonó el móvil junto a la cabecera, se habían equivocado, pero fue tal el sobresalto, y la ruptura de un sueño poco reparador, pero que necesitaba tanto, que mi cabeza absorbió todo el dolor admisible por mí. Además me acosté sobre las cuatro, con pastilla y todo no pude quedarme dormida antes; a veces me quedo dormida en el sofá, pero anoche ni eso. Mi cabeza seguía dándole vueltas al tan ajetreado mes de junio que me espera. Saldrá mi primer libro publicado, está basado en la primera parte de mi blog, y aunque estoy muy ilusionada tanto movimiento como el que me espera, me asusta. Temo no dar la talla en cuanto a fuerzas y energía para soportar las idas y venidas que tendré que llevar a cabo, presentaciones, firma de libros, encargos por correo, coche arriba, coche abajo. ¡Si voy en coche desde aquí al hiper y antes de entrar me pongo mal! Últimamente el dolor que más se repite es el de cabeza, bien en forma de cefaleas, migrañas, jaquecas, o neuralgias, ¿quién sabe?, el caso es que creo que los abarco todos y me hago un lío. También las lumbares me dejan poco tiempo de respiro, sobre todo cuando hago las tareas de casa, que como sabemos casi todas se resumen en agacharte y levantarte mil veces al día, y basta que tengas un día chungo, para que se me caiga todo de las manos
Bueno, creo que lo mejor es ir pensando en el día a día e ir trabajando a mi ritmo, lo importante es no sucumbir al desánimo.



CAPÍTULO X










(01-04-2017)

“EL AGOTAMIENTO ES REAL”


A pesar de los años que llevo demostrando a los que me rodean, lo que es nuestra enfermedad y lo que significa vivir con ella, siguen existiendo los que me dicen que si algo me duele tanto es porque he debido esforzarme demasiado y me he hecho daño. Familia, amigos, eso no es así; aunque me esfuerce poco como el simple gesto de coger del armario un plato, batir un huevo, o ducharme, me agota hasta el extremo de tener que sentarme e intentar relajarme un poco a ver si pasa.
Estoy cansada de estar justificando mi dolor, siempre tengo ese punto de autodefensa tan frágil, que salta en cuanto me comparan con los demás.
Pero quiero ser positiva y pensar que no va a durar mucho más tiempo éste machaque psicológico al que me siento sometida por mi misma, ya que mis reacciones a los comentarios y acciones de los demás son sólo propiedad mía y en mí está el cambiarlo. Tengo el presentimiento y casi la seguridad de que este año va a ser especial para mí y que me traerá cosas muy buenas.



CAPÍTULO IX








(28-03-2017)

“POCOS PROFESIONALES SE INTERESAN POR CONOCER MÁS SOBRE ESTAS ENFERMEDADES”


Llevo mucho tiempo escribiendo sobre la fibromialgia y aunque no hable de ello, creo que a parte del Síndrome de Fatiga Crónica (SFC) que es fácilmente visible, tengo síntomas iniciales de la Sensibilidad Química Múltiple (SQM).
El SFC, y la SQM se definen por una serie de síntomas que en algunos casos coinciden con los de la FM. En mi caso, aunque no estoy diagnosticada, mi sintomatología me demuestra que puedo padecerla. Entre esos síntomas fuera de los que define la fibromialgia, están: la gran fatiga física y mental que no se alivia por más que descanso, mialgias, cefaleas, sensación febril, problemas de memoria y concentración parecidos a la primera fase del Alzheimer, dolores articulares, empeoramiento de los síntomas después del ejercicio, neblina mental, dificultad para encontrar palabras mientras converso, incapacidad para retener la lectura, disminución de la capacidad de razonamiento, vértigos y mareos o sensación de inestabilidad, sensibilidad al frío o al calor, febrícula o lo contrario, temperatura baja, ritmo cardíaco irregular, intolerancia al alcohol, entumecimiento, hormigueo en las extremidades, sequedad de boca, ojos y mucosas (Síndrome de SJÖGREN), problemas ginecológicos (en mi caso endometriosis), alergias y sensibilidad al ruido, olores, productos químicos, variaciones del peso sin cambiar la dieta, trastornos de la visión (visión borrosa, fotofobia, dolor e irritación en los ojos.

Enumerando estos síntomas no he querido parecer una persona aprensiva, pero no veo justo que mi propia doctora no me la quiera diagnosticar porque ha decidido que el SFC y la SQM es lo mismo que la FM.

CAPÍTULO VIII







(22-03-2017)

“INCLUSO LAS PEQUEÑAS COSAS NOS PUEDEN HACER SENTIR MEJOR”

Hoy intenté hacer un poco de limpieza en la cocina. Aunque estuve dos horas divididas por intervalos de quince minutos, apenas he hecho nada, y me duelen las piernas, la espalda y los brazos.
De ánimo estoy mejor, la idea de que voy a publicar mis dos libros, el de relatos y el de fibromialgia, me tiene entretenida e ilusionada. Paso el tiempo que estoy sentada con un lápiz y un cuaderno o bien con el teclado del ordenador, organizando fechas, presentaciones, hablando por teléfono para gestionarlo todo., y eso me hace feliz además de hacerme olvidar durante ese rato, las puñaladas que suelo sentir en todo mi cuerpo.
He aprendido a manipular el dolor –no me hacen ya mucho efecto los analgésicos- y cuando estoy peor o me siento atrapada  entre las garras de mi sombra, acudo a un libro y me pongo a leer, o traslado a las páginas en blanco la rabia que me produce la impotencia de mi situación, como ahora. Otras veces, simplemente cierro los ojos, focalizo mentalmente de dónde proviene el dolor, e intento visualizar como sale de mi cuerpo, no es fácil, y no siempre da resultado, pero mientras lo intentas la medicación tiene tiempo de cumplir su función.

Últimamente y de forma ocasional, tanto si tengo las manos en estado de relajación, como si no, me tiemblan. No sé a qué será debido.

jueves, 13 de abril de 2017

CAPÍTULO VII









“LA INFORMACIÓN SIGUE SIENDO ESCASA” 


(21-03-2017)



Un buen resumen de nuestro padecimiento hecho por profesionales de la medicina, sería:
La fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica son patologías cada vez más frecuentes, y que la medicina ha tardado mucho tiempo en diagnosticar. Las personas que las padecen han recorrido un gran número de especialistas que les han realizado múltiples pruebas diagnósticas, normalmente sin obtener resultados claros. Son procesos que deterioran gravemente la calidad de vida de quién lo padece. Les cuesta mucho seguir las actividades cotidianas diarias y cuándo padecen crisis, les es imposible realizar tareas tan simples como ducharse, salir a la calle…Son procesos muy invalidantes…”
Esto que habéis leído, es la misma definición que se publica en cualquier página web de medicina, y que no varía ni una coma desde hace unos quince años, quizás más. En cualquier web sobre fibromialgia, las últimas entradas son del 2015 o de primeros de 2016. La única información actualizada que encontramos son clínicas que nos aseguran “curas milagrosas”, o terapias avanzadas y con las que seguro que llevaríamos una buena vida. Eso sí, no preguntemos el precio, porque si lo hacemos corremos el peligro de sufrir una nueva depresión.
¡Vaya!, he encontrado una página actualizada, se llama: fibromialgianoticias.com, no está mal y puede ayudarnos con las dudas que tengamos.

Lo que sí tenemos claro, por ahora, es que no existen remedios milagrosos, que todo lo más que podemos hacer para mejorar nuestra calidad de vida son las terapias alternativas (ejercicios suaves, aquaterapia, yoga, meditación y relajación…), o paliativos químicos o naturales para el dolor (analgésicos, antidepresivos, remedios naturales…).

CAPÍTULO VI








“ESPEJISMO”

(19-03-2017)



Hoy día de San José y día del Padre, ha transcurrido de forma muy rara.

Por la mañana me costó la misma vida levantarme, pero tras el desayuno y la medicación rutinaria, me pareció encontrarme mejor. El problema surge en lo que yo llamo “espejismo”, ya que antes de que pasara un par de horas, volvía a encontrarme mal. Esto es normal entre personas con fibromialgia, pero concretamente en mi caso (y en el de muchos), al no tener la mayoría de las veces el apoyo que necesito llevo doble carga, la enfermedad e intentar quejarme lo menos posible. Después de casi trece años diagnosticada, siguen esperando que me comporte, y adquiera las mismas obligaciones físicas, emocionales y sociales, como cualquier persona sana. Es cierto que algo hacen en la casa, pero me sienta mal que no lo hagan con el agrado que deberían por quitarme trabajo, sino más bien con coraje y mala gana, eso me hace sufrir y no debería pasar ya que es otro círculo vicioso: si físicamente no puedo hacer muchas cosas me siento mal emocionalmente, y si es así el dolor aumentará y volveré a estar anímicamente mal…

CAPÍTULO V





“TODAVÍA DUELE”

(14- 03-2017)



Hace algunos días, alguien muy cercano, me contestó de una forma que hace tiempo no oía: “eso está aquí”, dijo, señalándose la cabeza con el dedo índice. No me gusta que me ocurra, pero me sigo poniendo furiosa cuando todavía hay gente que dice cosas como esas.
Ya debería estar acostumbrada, porque suponía que, a estas alturas, la gente tenía la suficiente información como para saber que la fibromialgia no es una enfermedad psicosomática sino real. Y esta persona se retrató aún más todavía diciendo: “creo que alguna vez la tuve, pero cuando fui al psiquiatra, me curé”. ¡Qué más quisiéramos todos los que la padecemos, hombres, mujeres, mayores y jóvenes, que todo lo que estamos padeciendo tuviera cura y que con ir al psiquiatra se acabarían los dolores!
He recibido noticias no muy buenas de mi doctora, el tiroides se me ha disparado y está dando guerra (valga la analogía). Ya estaba medicándome, pero me ha tenido que subir la dosis porque a pesar de seguir una dieta, no sólo no adelgazo, sino que además he engordado lo que había perdido, casi diez kilos.

Nada de lo que estoy contando me hace dar un paso atrás, al contrario, ya dije una vez que la fibromialgia podría ganarme alguna que otra batalla, pero la gloria de ganar la guerra será mía.

martes, 11 de abril de 2017

CAPÍTULO IV


                                        




                                           “¡QUIERO DORMIR!”

                                                   (11-03-2017)



Es de madrugada, el trastorno del sueño es evidente en la mayoría de nosotros. Tomo medicación para ello, pero no duermo –si se le puede llamar dormir- más de cuatro o cinco horas diarias. Si tomo la medicación temprano, no llego dormida más allá de las cuatro y media de la mañana, si la tomo más tarde el sueño llega casi a la hora en que debería levantarme, así que he optado por la segunda opción, y duermo la mañana. No soporto estar despierta tan temprano, si la cama duele cuando dormimos, ¡cuánto duele cuando no lo hacemos!

Antes de ayer fue mi cumpleaños y no soy reticente a la hora de decir mi edad, 60. Cuando comencé esta andadura de escribir sobre mi relación amor-odio con la fibromialgia tenía 47, en ese momento no pensé que daría tanto de sí contar en un cuaderno lo que sucedía. Según mi psicóloga, si no lo hubiera hecho aún estaría en esa fase de negación e incredulidad, porque la depresión aunque mejora, cuando sufrimos un brote, te olvidas de todas las terapias habidas y por haber. Por las muchas personas que leerán esto y por sus familiares, es  por lo que sigo haciéndolo. 

CAPÍTULO III






      “LOS ESTIRAMIENTOS Y EL EJERCICIO MODERADO SON BUENOS”

(10-03-2017)

  
He estado asistiendo a un estudio de la Asociación de Fibromialgia (AFIJE), basado en el ejercicio y los estiramientos. Acudíamos dos días en semana en sesiones de una hora. Me ha gustado, me ha hecho sentirme más ágil y de camino me ha obligado a salir de casa –aunque llegaba molida-. Ya terminó, pero todos los días en la medida que puedo, repito algunos en casa, quiero comprometerme con ello.
El compromiso con la idea de mejorar es algo que debemos grabarnos a fuego, es la única forma de ir hacia adelante y no dar pasos hacia atrás, aunque deben ser metas a corto plazo, que nos veamos capaces de terminar. Un ejemplo sería salir a dar un pequeño paseo por los alrededores de casa, y poco a poco, día a día, alejarnos un poco más; otro, hacer estiramientos como en mi caso, un par de ellos o tres, e ir aumentando también con suavidad.
Cuesta trabajo mantener esta rutina, pero debemos intentarlo por lo menos los días en que no nos veamos muy achacosos, sería forzar nuestro cuerpo y tampoco es bueno. Hoy, cuando me levanté – o intenté levantarme- de la cama, desayuné, me tomé la medicación de turno y un par más para el dolor, aunque no sabía exactamente donde me dolía, y tuve que volver a la cama y hasta ahora (son las 14:00). No estoy mucho mejor, pero algo es algo, lo importante es superarlo y reiniciarnos.


CAPÍTULO II










“¿QUÉ NO ME DUELE?”

09- 03- 2017


Hoy ha sido mi cumpleaños no tenía ni idea de la cantidad de amigos que tengo. Saco esta conclusión, porque ya que en una red social como Facebook de momento se da la casi imposibilidad de recordar quienes te han felicitado, es un punto a favor de quién lo hace ya que no se ve obligado al compromiso, exceptuando los íntimos claro.
Mis chicas y chicos de Jerez (hija, yerno, nietos y esposo), han comido hoy en casa, me encanta que lo hagan, pero con tanto jaleo termino extasiada y no hablo de trabajo manual ya que mi hija se encargó casi de todo, sino de confusión mental, dolor de cabeza y agobio.
Así y todo ya que era un día especial, quedé con mi mejor amiga aquí en Jerez, Pepi, que es más bien como una hermana, para tomar café. Pues ¿sabéis? Al mismo tiempo que deseaba estar con ella, quería llegar a casa. Cuando llegué no podía más, ni con mi “alma”, pero claro no era momento de quejarse... “si estuvieras tan mal no habrías salido”. He hecho el último esfuerzo de contestar los mensajes de felicitación y ahora estoy totalmente agotada, me duele la cabeza, los hombros, las manos mientras escribo, las lumbares, las rodillas, las pantorrillas, los pies…quizás de vería decir mejor ¿qué no me duele?.
Mañana intentaré descansar un poco más, aunque no sea…políticamente correcto

CAPÍTULO I








"NUEVOS SÍNTOMAS"

                                                   30/03/2017

Desde la última vez que os escribí, el cambio físico en mi cuerpo ha sido notable. He aumentado de peso y no consigo perder. Quizás sea porque mi tiroides está bastante desajustado –la doctora ha tenido que aumentar la dosis del tratamiento- quizás porque desde el verano pasado he salido poco, primero por el calor- que si para una persona sana era excesivo, imaginaros para mí-, luego por el frío, porque llovía, por el dolor de los talones y la cintura a la altura de las lumbares, en fin, siempre tengo una excusa. Pero lo más importante eran las náuseas y vómitos que aparecían cada vez que entraba en lugares con aglomeración de gente, con olores químicos, la calefacción, se volvía muy angustioso para mí. Por eso como lo paso tan mal, prefiero no salir. No es agorafobia, de eso estoy segura, porque no tengo problemas para ir a casa de mis hijas u otros lugares donde vaya a permanecer poco tiempo. También creo que los medicamentos tienen algo que ver.

En un par de meses dos de mis nietos hacen la 1ª comunión y me gustaría perder peso porque a pesar de seguir con la dieta que me fue tan bien, he dejado de perder e incluso he ganado algunos kilos. No quiero poner excusas, pero el tiroides se me ha disparado por lo que la doctora me ha tenido que subir la medicación, y es cierto también que en los últimos meses apenas he salido de casa. Cuando intento ir andando, la fascitis plantar hace que tras diez minutos, no más, me duelan muchísimos los talones; si cojo el coche para ir al híper, en un principio llego bien, pero al rato entro en un estado de calor insoportable, a la vez que náuseas, y más de una vez he tenido que dejar la compra e irme a la calle. Sólo me entran ganas de volver a casa así que me monto en el coche y pongo el aire acondicionado –aunque sea pleno invierno-, pero ni así mejoro, el olor a combustible o a petróleo del plástico del interior convierten las náuseas en ganas de vomitar, llego a casa, subo los dos pisos, abro la puerta y voy directa al baño, pero lo peor es que no consigo vomitar, me voy al sofá, tomo algo para las náuseas y hasta las tres o cuatro horas no me pongo mejor.
Por la mañana no quiero salir, estoy agotada y no quiero pasar por lo mismo otra vez.
En resumen, entre el problema de tiroides, de la fascitis y de la fatiga crónica, me he vuelto más inactiva. Y sé que debo cambiar, por mí sobre todo.