domingo, 30 de abril de 2017

CAPÍTULO XVI





(18-04-2017)


LAS DIETAS”


Hablando únicamente de desde mi experiencia, digo, que las dietas no me sirven para nada. Estuve haciendo una recomendada por una profesional, y me fue excelente, comiendo muy bien, sano, perdí cuatro tallas –no me gusta pesarme y me guío por la ropa. Estuve perfectamente durante un año y medio. Mi autoestima mejoró y subió como desde hacía tiempo que no lo hacía, pero llegó el verano más caluroso para mí de mi vida, ni el aire acondicionado a veces terminaba de refrescarme, y aunque seguía con la misma dieta que en realidad se trataba de comer sano y quitarle acidez al organismo, como apenas salía de casa ya que el calor me asfixiaba hasta el punto casi de desfallecer, empecé a recuperar las tallas perdidas y no conseguían que bajasen.
Os hago una idea de cómo fue mi verano pasado: me levantaba de la cama después de pasar toda la noche sin poder apenas dormir y con el ventilador junto a la cabecera, me duchaba y desayunaba, con el último sorbo de café me iba al sofá del salón –único lugar de la casa que tiene aire acondicionado- con un libro, mi cuaderno, el lápiz y mi botella de agua alcalinizada (en algún momento os contaré como se hace y para qué sirve); sólo me levantaba para ir al baño, y a media mañana para coger una fruta; cuándo se acercaba la hora del almuerzo me metía en la cocina llevándome un ventilador de pie -así y todo pasaba calor ya que por mucho pie que tenga el ventilador, no anda-, sólo podía preparar cosas que fueran rápidas de hacer, ensaladas, sopas frías, fruta, etc, así y todo cuando pasaba en la cocina más de quince minutos, tenía que salir de allí lo más rápido posible porque comenzaba con un calor agobiante y terminaba con mareos y náuseas. Tenía que volver al salón y pasar otro rato hasta que me refrescaba y conseguía que se me pasara el malestar. Así hasta que terminaba, volvía al salón, y almorzábamos.
A partir de ahí, sólo salía de “mi burbuja” para las necesidades habituales de mi organismo, el café de la tarde y la cena. Y la rutina de ir a dormir, todavía se atrasaba más porque la temperatura era tan cálida en la habitación, que el ventilador no servía para nada. Incluso las faenas de la casa se quedaban aparcadas porque me era imposible físicamente soportar la temperatura del resto de la casa.
Ahora comprenderán el por qué volví a subir de peso. Así que cuando llega el invierno, prefiero soportar los dolores, que la temperatura y el calor que me proporciona el verano.
En estos momentos estoy pasando una fase de parón momentáneo, en que no aumento de peso, pero tampoco pierdo. Aunque en invierno sí he salido más, he hecho ejercicio… A esto, la doctora, mediante unos análisis, encontró el motivo, no pierdo peso porque el tiroides no funciona bien. Ya estaba en tratamiento por hipotiroidismo, pero ésta vez se había disparado de forma alarmante y tuvo que subirme la dosis.
Los problemas con el tiroides son también frecuentes entre las personas que padecemos fibromialgia.
Ésta compañera indeseada, no sólo no nos deja vivir sin dolor, sino que también nos quita la autoestima.
Cuando perdí peso, por fin pude comprarme ropa que no fueran sólo en colores negro, azul, marrón, que son casi los únicos colores en los que fabrican las tallas grandes. Por fin utilizaba el azul cielo, el blanco, algún estampado…Pero tras el susodicho verano, volví al negro, el azul y el marrón.
Por eso he vuelto al encierro, apenas salgo, pero no sufro por ello, simplemente no se me apetece, teniendo un libro, un cuaderno y un lápiz hago lo que más me gusta leer y escribir.
Ya sé lo que estarán pensando, eso no es bueno, y que no es lo que esperaban de mi a estas alturas, pero yo también tengo mis temporadas bajas. Aunque tengo claro que no va a durar mucho más, Carmen cae a veces muy rápido, pero más tarde o más temprano se levanta, y creo que ese proceso ya ha empezado.
Mi libro, basado en la primera parte de este blog, va a estar pronto en la calle y las firmas, presentaciones y demás situaciones que se presenten por este motivo, harán que deje mi espacio de confort para salir a la calle y a menudo.

“Creo que todo se resume en tener un aliciente por el que luchar”. Ahora mismo, el mío, es que mi libro llegue a vosotros.


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