miércoles, 27 de noviembre de 2013

CAPÍTULO XVII






09/11/2007

Rebeldes con causa” podríamos denominarnos los enfermos de Fibromialgia, y eso porque hay quien nos tacha de inconformistas y personas con afán de protagonismo debido a nuestros problemas depresivos. ¡Es fuerte!, ¿verdad?

Pues no señores, es verdad que somos inconformistas y que queremos protagonismo pero no por las causas que nos achacan. Somos inconformistas porque no queremos que todo quede en la opinión generalizada de que nuestra enfermedad consiste en dolor y cansancio generalizado por causas desconocidas, y queremos protagonismo porque creemos que es la única manera de conseguirlo.
Debemos alzar nuestras voces cada vez con más fuerza, no en el sentido de ir gritándolo por la calle, sino consiguiendo con tesón y paciencia que nuestros médicos reconozcan que algo pasa, que el Alzheimer, el Parkinson, y muchas de las enfermedades que antes eran denominadas raras comenzaron de la misma manera. Existen médicos que aún contestan a sus enfermos que la Fibromialgia no existe y que sus dolores desaparecerían con varias sesiones de psiquiatría. Entre ellos mismos se desacreditan y no se debería consentir por parte de las autoridades sanitarias o incluso por los propios reumatólogos que son los que están siendo descalificados. Y son esos médicos y las mismas autoridades las que deberían insistir e incluso requerir de las otras autoridades, las políticas, que todo esto se tome más en serio, que deben financiar investigaciones, cursos de formación para especializar a profesionales en dicha materia, la Fibromialgia.

Ya está bien que los enfermos seamos los que les hagamos todo el trabajo. Creamos el Día Mundial de la Fibromialgia, hablamos con todas las autoridades sanitarias y políticas, creamos asociaciones que la mayoría están formadas por enfermos y no por familiares como debería de ser simplemente porque tampoco tenemos quien convenza a nuestras familias que, aunque no se vea, estamos enfermos y no paranoicos, atendemos en esas asociaciones a los enfermos que nos piden una ayuda que debería ser concedida por la S.S. con psicólogos, monitores de terapias alternativas, acupuntura, natación, etc., sufragamos nosotros mismos esos gastos exceptuando una mínima parte que lo hacen alguna subvenciones concedidas por instituciones estatales pero casi siempre por particulares, y además nos piden que no nos quejemos porque “tenemos muy buena cara” , y por último acudimos al médico para que nos alivie el dolor y lo único que hacen es recetar indiscriminadamente medicación, que en realidad solo suelen hacer efecto algunas semanas, durante meses e incluso años.

También vamos al médico para que nos alivie un poco el alma con un trato justo y nos demuestre con palabras y hechos, que nos creen y que no estamos locos y solos, pero eso tampoco ocurre.

CONTINUARÁ...
(Imagen descargada de Internet)





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