viernes, 22 de noviembre de 2013

CAPÍTULO IX



14/11/2006

Aunque no lo digamos ¿a cuantos de nosotros nos gustaría saber decir NO sin remordimientos?
Eso nos evitaría muchos dolores. Nuestro problema es muscular por lo tanto la tensión nos afecta y empeora y ¿no nos provoca más tensión hacer o dejar de hacer, decir o dejar de decir muchas cosas al no poder negarnos por temor a sentirnos culpables si lo hacemos?

Un ejemplo: la vecina tiene que ir a la peluquería, te pides que cuando recojas a tu hijo del cole recojas también al suyo, no quieres pero por apuro le dices que sí. Resulta que el niño de la vecina es un niño "demasiado extrovertido", está claro que cuando se juntan dos niños la cosa empeora, por lo tanto vas a necesitar más fuerza y energía para controlar el asunto, como consecuencia llegas a casa hecha unos zorros y además la vecina aún no ha vuelto y tienes que quedarte con la "criaturita" en casa revolucionando todo aquello que tanto trabajo te cuesta organizar.

¿Cómo se hubiera evitado? Simplemente diciéndole a la vecina, eso sí con muchísima educación, que estas mal y que precisamente le ibas a pedir a ella lo mismo. Tu vecina o intenta comprenderte y te pide disculpas, ofreciéndose ella para ir por los chicos cada vez que te encuentres mal, o con la cara tirante te dirá, que otro día que te encuentres mejor te lo pedirá e irá a la pelu, y además se verá comprometida a recoger ese día a su hijo y al tuyo. De cualquier manera te librarás de ese día tan horroroso que te esperaba y la próxima vez te costará menos trabajo negarte.

Otro ejemplo: Este fin de semana tú y tu pareja habéis quedado en salir con unos amigos y te hace ilusión, hace tiempo que "el enemigo" no te deja un rato de relax y ahora parece un poco calmado. Llega el sábado y "maldita la suerte", la jaqueca y el dolor de piernas están de turno, por lo tanto no estás en condiciones de salir, pero ¿cómo le vas a decir a tu pareja después de tanto tiempo esperando que el día que por fin habíais hecho planes se ha vuelto a fastidiar?

Tienes dos opciones: No decir nada, salir y pasar una tarde- noche de perros, aburrida y soportando dolores al mismo tiempo que aburres a los demás, o sincerarte y decirle a tu pareja que vuelves a encontrarte mal y que en vez de salir podríais tener una cena íntima en casa y luego ver una bonita peli romántica. ¿Qué crees que elegiría?

Sé que es difícil pero tenemos que aprender desde ya mismo a decir que NO de vez en cuando. Yo misma caigo en la trampa infinidad de veces, con los hijos, los amigos, el trabajo, etc.
Estoy observando por las personas que voy conociendo que padecen la misma enfermedad, que tenemos un patrón generalizado y es que solemos ser de tendencias perfeccionistas, sufridores en silencio y asumidores de los problemas ajenos, es decir nos afectan muchísimo los problemas de los demás, incluso a veces nos desesperamos si no podemos ayudar para solucionarlos. Todas estas facetas de nuestros caracteres personales, ayudan a acumular tensiones que favorecen el empeoramiento de la Fibromialgia, y esto ocurre porque nos creemos capaces de poder con todo lo que subimos a nuestras espaldas, y nuestro cuerpo opina lo contrario.
Llevo varios días encontrándome mal y recapacitando me doy cuenta que es precisamente por el motivo de no saber decir: "mira no puedo hacer esto, sé que entra dentro de mis funciones hacer lo que me pides, pero mi cuerpo no me deja y a quien tengo que obedecer es a él, porque sólo él me va a permitir seguir viviendo”.

CONTINUARÁ...
(Imagen descargada de Internet)

No hay comentarios:

Publicar un comentario