08/02/2007
No
sé por qué, pero la mayoría de los que padecemos FM tenemos unos
rasgos comunes: somos muy sensibles, soportamos o hemos soportado
cargas familiares, hacemos nuestros los problemas de los demás
(familiares, amigos), tendemos a desear la perfección en todo o casi
todo lo que hacemos y no sabemos decir que no. Todo este cúmulo de
caracteres en nuestra forma de ser y de actuar, nos provoca una serie
de tensiones musculares y anímicas que no hacen más que empeorar
nuestra situación. Por todo esto es que para empezar nuestra "nueva
vida", debemos cambiar muchas cosas, una de ellas es aprender a
decir no (que ya lo tratamos en uno de los capítulos de éste blog),
luego dejar que los demás arreglen sus propios problemas, no
queramos estar siempre en medio intentando solucionarlos, y por
último, reconocer que no somos héroes y no tenemos por qué ser los
mejores en todo.
Para
poder lograr estos objetivos tenemos que cambiar nuestra forma de
pensar de toda la vida, para poder sobrellevar nuestra enfermedad el
resto de ella. Por ahora este sistema va surgiendo efecto, lo que no
disminuye la dificultad para conseguirlo.
Cambiar
el orden de prioridades para colocarnos en primer lugar es muy
difícil, no depende sólo de nosotros, sino también del apoyo y la
comprensión de nuestras familias. Unos hijos y un marido o una
esposa, que se han encontrado con que les dedicábamos la vida entera
sin condiciones y sin recibir nada a cambio, no siempre están
dispuestos a aceptar por las buenas el pasar a estar en segundo lugar
detrás de nosotros (y no es egoísmo créanme), el que en un momento
dado les digamos: "no puedo hacerlo, hazlo tú que yo me
encuentro enfermo". Las amistades también están acostumbradas
a vernos siempre dispuestos a divertirnos y pasar con ellos un buen
rato, ahora no comprenden cómo a veces les niega la oferta para
salir, y cuando hermanos, padres, primos o incluso también amigos,
llaman apara pedir tu ayuda sobre problemas que ellos no están
acostumbrados ni siquiera a intentar solucionar por sí mismos porque
siempre lo has hecho tú y ahora les dices: "lo siento no puedo
ayudarte, esfuérzate un poco y verás como tu sólo lo consigues",
si no lo comprenden y tú no lo cambias, lo único que conseguirán
será cambiar tu estado anímico y por lo consiguiente tu estado
físico.
Todo
esto hay que cambiarlo, y yo lo estoy intentando, pero duele, duele en
el cuerpo físico y en el cuerpo emocional, y duele... en el ALMA.
Porque ver como no consigues que los demás te vean como la misma
persona pero con limitaciones, porque si lo hacen ellos también se
verían en la obligación de cambiar sus prioridades y que en vez de
ser ellos los primeros como han sido siempre, tengan que ofrecerte a
ti, esta vez el primer lugar, duele, duele mucho.
CONTINUARÁ...
(Imágenes descargadas de Internet)
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