30/10/2006
Dicen
que la fibromialgia, se desencadena tras un trauma físico o
psicológico. No sé
que base de verdad tiene eso, lo que si sé es que como muchas-os, la
padezco desde pequeña. Estaría conforme con la teoría de que el
trauma empeoraría la enfermedad, pero no que aparezca de pronto.
Mi caso
hasta donde yo recuerdo es el de una niña pequeña de unos siete u
ocho años quejándose ya de dolores, mamá se ocupaba de coger
toallas calientes y después de unas friegas de alcohol, colocarlas
sobre mis piernas doloridas. Eso ocurría casi todas las noches
durante el invierno, pero como muchas madres de aquella época, ella
diagnosticaba a su manera, siempre que no existiera fiebre o vómitos
porque ya eso sería más preocupante, en estas ocasiones los
síntomas no parecían serios como para llamar al facultativo, "será
un poco de reuma" (por lo visto algo normal entonces).
Me
encantaba salir a pasear con mis padres o de visita a casa de mis
tíos, allí jugaba con mis primos y me lo pasaba bien, sólo había
un inconveniente, tenía que llegar allí primero y subir escaleras
después, "qué lenta es esta niña, siempre voy tirando de ti",
"sube ya que te estamos esperando", eran frases que yo oía
continuamente refiriéndose a mi incluso cuando subía a casa del
colegio, mis amigas llegaban antes, "siempre llegas la última".
Creo
que todas esas cosas marcaron un poco mi forma de ser cuando era
pequeña, porque yo no lo hacía queriendo, simplemente no podía
seguir un ritmo normal, pero yo era una niña, y los adultos no lo
advirtieron. En el fondo lo comprendo, yo misma siendo ya una mujer
estaba en la convicción de que aquello no tenía nada que ver con
algo físico, sino más bien con un problema de actitud, era un poco
vaga.
Tuvieron
que pasar muchos años para que la realidad mostrara la cara y fue
aquel día en el que creí que nunca más iba a poseer la fuerza
necesaria para volver a andar con normalidad, sin apoyarme en los
muebles.
El
diagnóstico fue tan claro y contundente como la forma en que volvió
a mi mente el recuerdo de aquellas palabras, que ahora no sé si
tenían la intención de convencerme a mí o de auto convencerse
ellos de que no tenían una hija enferma, pero claro siempre con una
buena intención.
Sinceramente
no sé si hubiera preferido que todo esto se hubiera averiguado
antes, me refiero a lo de que mi cansancio habitual y mis dolores no
eran voluntarios, creo que en aquella época me habrían llevado al
psiquiatra para curarme una neurastenia (creo que se decía de esa
manera), así que al final voy a tener que darles las gracias.
Con
este relato no quiero reprocharle nada a nadie, nunca lo hice, lo
único que deseo es hacer saber a los investigadores que no todas las
personas que padecen fibromialgia, estaban totalmente sanas antes de
que la enfermedad saliera fuera, porque creo que es eso lo que
ocurre, se mantiene latente ahí dentro hasta que algo le da a un
interruptor y hace que se desencadenen una serie de síntomas que la
empeoran y se hace visible para todos. Sólo hay que ver que hasta
que no ocurre lo que llamamos "primer brote", todo el mundo
se piensa que "sólo padece de dolores" como la mayoría
del planeta.
CONTINUARÁ...
(Imagen descargada de Internet)
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