"LA FIBROMIALGIA NO VIENE SOLA"
Como es ya normal entre los enfermos de
fibromialgia, es frecuente padecer intolerancias y nuevas alergias que aparecen
cuando menos nos lo esperamos.
Esas intolerancias pueden ser al gluten, bastante
fastidiosa como saben los que la padecen, que me hace ir al baño en cuanto como
algo que pueda contenerlo; a los productos procesados químicamente como el
maquillaje, cremas corporales; a los olores también derivados de productos que
lleven alcohol como las colonias y perfumes o a los artículos de limpieza como
la lejía, insecticidas, ambientadores, etc.
Con los maquillajes o cremas faciales, suelen
aparecerme rojeces o eccemas por dermatitis atópica; los olores me producen
náuseas y vómitos, sobre todo con los productos de limpieza y la mezcla de
olores en sitios cerrados y concurridos.
Es desesperante no poder subirme ni a un autobús, ya
sean de trayectos largos o cortos por los olores y por la permanencia durante
varias horas en la misma postura. En un coche es un poco más fácil, siempre que
vaya en el asiento del copiloto, porque me permite dirigir el aire hacia la cara,
o parar de vez en cuando para estirar las piernas o cambiar de postura. Y
cuando soy yo la que conduce, también debo abrir el climatizador para
amortiguar lo más posible los olores típicos del interior del vehículo. Más de
una vez he ido al hipermercado y he tenido que dejar la compra y salirme a la
calle por las náuseas que empezaba a sufrir, llegando incluso al vómito.
A veces no nos paramos a pensar y caemos en el error
de quedarnos encerrados en casa, ya que todos los traslados que no sean a pie
nos provocan además la angustia de saber lo que ocurrirá luego. Es posible que
alguna que otra vez vayamos predispuestos con lo que nos va a suceder, pero las
primeras veces no tuvimos esa predisposición y ocurrió todo lo que cuento.
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