lunes, 22 de mayo de 2017

CAPÍTULO XX





(30-04-2017)

LA LUZ ME HACE DAÑO”

Vamos a alejarnos de líos de dinero y de los profesionales públicos o privados, que escriben o hablan sin conocimiento de causa, y volvamos a lo nuestro.


Voy a hablar de la “fotofobia” (La fotofobia es la intolerancia anormal a la luz. Es frecuente en personas con albinismo o puede ser debida a enfermedades relacionadas con el ojo o el sistema nervioso). No sé en qué medida os afecta a vosotros, pero para mí es un fastidio y una molestia añadida e incapacitante.
Sólo puedo conducir de día y a horas en que el sol no esté muy bajo. Tampoco puedo conducir de noche por la carretera. Os cuento: si cojo el coche en horas en que el sol esté bajando y por lo tanto el parasol no cubre sus rayos, me ciega totalmente; si lo cojo de noche los reflejos de los faros que vienen de frente, sólo veo ráfagas, sé que viene un coche, pero me es difícil conocer la distancia a la que está, y corro un riesgo innecesario. Lo mismo me pasa en población con los semáforos de noche, sólo distingo los colores, lo demás son ráfagas de luz.
Aún sin conducir también es incómodo, en el lado del pasajero cuando el sol da de cara, ni las gafas de sol sirven, tengo que ponerme las manos sobre los ojos para poder ver, o ir con la cara vuelta a un lado. También nos provoca picores escozor y sequedad.
¿La parte buena?, ¡gasto menos en gasolina! Al no poder conducir según a qué horas, procuro buscar a alguien que me lleve, es broma pero siempre hay que buscar el lado positivo de las cosas.

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