(01-08-2017)
“NECESITAMOS AYUDA”
Desde hace un par de años y de forma intermitente,
sufro de un tipo de tos seca que de vez en cuando y durante un par de días
agobiantes aparece de la nada, y que mientras, no hay jarabe o pastilla que la
quite; eso sí, tal como llega se va. Lo malo son las secuelas, garganta
irritada, dolores musculares en el abdomen, espalda, hombros…
A veces pienso que es imposible que una sola
enfermedad provoque tantos síntomas, yo he perdido la cuenta pero siguen
apareciendo más. Tendremos que esperar a conocer con profundidad (aún más) la
FM.
Necesitamos que la enfermedad sea bien investigada,
y para eso hace falta que los gobiernos inviertan dinero. Pero tenemos claro
que con esta crisis económica (según para quienes) que padecemos, los grandes
presupuestos van destinados a cosas más importantes, lo que excluye la
investigación sobre las enfermedades de las que aún no se conoce la cura o de
las denominadas raras, la sanidad, las ayudas sociales, crear puestos de
trabajo, etc. Y nuestra labor debe ser gritar lo más fuerte posible
(simbólicamente hablando, aunque si alguien quiere desahogarse lo puede hacer)
nuestros derechos a ser reconocidos como personas con una enfermedad crónica e
incapacitante, y a recibir ayudas para paliar los efectos extra corpóreos de la
fibromialgia como: la disminución de recursos económicos en familias donde el
miembro con la enfermedad tuviera que abandonar el ámbito laboral; también podemos
encontrarnos muchísimos casos (la mayoría) en que la persona del núcleo que la
padece no trabaje fuera de casa, sino que sea la encargada del cuidado de la
familia y de las tareas del hogar y que se
vea incapacitada para hacerlo aunque se esfuerce. Y el caso más grave es cuando
se juntan los dos anteriores, aunque ocurre en menos ocasiones, en que tanto la
persona que aportaba la subsistencia
económica, como la que se queda en casa, se ven incapaces de cumplir con esos
deberes individualmente asumidos, sin que vengan a cuento ahora los motivos, por
dicha incapacidad.
Pero quiero ser positiva y prefiero pensar que a
pesar de pertenecer ya al sector “maduro” de la sociedad (y que si no fuera por
los dolores actuaría como una jovencita), podré ver a la generación de mis
hijas consiguiendo los derechos por los que mi generación está luchando.
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