15/08/2010
El
otro día estuve de bajón. Es una palabra que solemos utilizar
bastante las personas que padecemos enfermedades crónicas, y
concretamente de ésta maldita compañera eterna que es la
fibromialgia cuando nos sentimos más cansados o decaídos de lo
normal. Por cierto, he decidido dejar de escribirla en mayúsculas,
antes cuando hablaba de ella, hablaba con respeto, ya no, ahora estoy
intentando que sea ella la que me respete a mi.
Creo
que esas dichosas caídas de fuerza y ánimo, vienen porque intenta
dominarme, someterme, y al sentirme acosada por ella e impotente para
deshacerme de su compañía, me rindo y la dejo hacer.
Así
que he pensado que si le pierdo ese respeto, miedo, fobia, o como
queramos llamarle, cuando se sienta algo ignorada (sé que me
resultará muy difícil conseguirlo), la que se rendirá será ella.
Por lo pronto, la estoy utilizando a mi servicio. Cuando se ceba
conmigo y los dolores me obligan a sentarme y a quedarme ociosa,
mientras los analgésicos hacen su efecto (al menos durante un par de
horas), aprovecho para escribir y leer que tanto me apasiona, para
hacer mis bisuterías, y todo aquello que antes no podía, porque
los dolores eran menos fuertes y no tenía excusa para robarle tiempo
al tiempo para mí.
Mientras
los investigadores no encuentren algo que nos haga descansar por
primera vez, y consigan que al menos podamos recordar lo que
significa pasar un día sin dolor o dormir una noche completa y
amanecer descansada, mi único afán será aprovecharme de ella,
antes de que ella consiga mi rendición total.
CONTINUARÁ...
(Imágenes descargadas de Internet)
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