ELLAS
Érase una vez
que se era, un grupo de mujeres valientes a las que la vida les había roto
algunos de sus sueños.
Entre ellas
no se conocían, pero he aquí que la casualidad, el destino, la suerte o la
decisión de ellas mismas, las llevó a un castillo encantado donde conocieron a
tres estrellas. Una era la confianza, otra el amor a sí mismas, y la última, la
positividad.
La primera
les enseñó a recuperar sus propios yo; la segunda les proporcionó poder para
sentirse igual de guapas por fuera como por dentro; y la positividad, aunque
fue la que más trabajó, también consiguió su propósito, les dio alegría y
fuerza para seguir luchando en la batalla.
Pero llegó el
día en que tuvieron que abandonar el castillo y a las estrellas. Todas lloraban
por la despedida, aunque lo que no sabían era que esas lágrimas eran vanas,
porque las estrellas habían penetrado tanto en sus vidas y en sus mentes que
jamás se separarían de ellas.
Cuando iniciaron
el camino de regreso, iban cargando un equipaje menos pesado, pero más
completo, en sus maletas llevaban a las estrellas y a todas aquellas mujeres
que pasaron de ser desconocidas a compañeras de un mismo viaje.
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