lunes, 25 de noviembre de 2013

CAPÍTULO XIII



18/04/2007


¿No se han sentido muchas veces en la creencia de que lo que les está ocurriendo en ese momento es lo último que podrán soportar anímicamente?, ¿Qué después de eso sólo vendría la locura?, a mi sí, y aún conociendo que la situación de algunas personas que conozco es peor que la mía, no encuentro la salida. Estar viviendo día a día una sensación de impotencia porque no ves donde está el camino para mejorar, es extenuante.


El añadir a todo esto la fatiga crónica que muchos padecemos es algo ya inenarrable.

No me extraña que algunos médicos “retrasados científicamente” se empeñen en decir que esta enfermedad es sicosomática, cuando vamos a verlos para que nos den un diagnóstico ya estamos rotos anímicamente, pero naturalmente no es cierto, sí que tiene mucho que ver con nuestra situación psicológica del momento, como toda enfermedad crónica, el estrés que provoca es determinante para el empeoramiento o mejoría de la enfermedad.

Me explicaré mejor, toda persona que tenga una enfermedad crónica y más si conlleva estados dolorosos termina soportando estrés e incluso depresión.

Soportar dolor en la mayor parte de tu cuerpo y saber que la única forma de aliviarlo es atiborrarte de calmantes, relajantes musculares o parches de morfina, es deprimente ¿no creen? A esta tensión de soportar dolor continuamente añadamos la de empezar una vida totalmente adecuada a la nueva situación, ya que nos encontramos con que la mayoría de las cosas que hacíamos antes, ya nos es imposible hacerla, añadamos la tensión del núcleo familiar ante los cambios, y además la nueva situación económica en el caso de que el enfermo aportara un salario. ¿De verdad creen que estas personas podrían vivir sin entrar en un estado depresivo en la mayoría de los casos?
Podrían decir que es así, pero que el inicio es debido al estrés y que luego llega la enfermedad, pues no, ¿qué me dicen de los enfermos que como yo recordamos situaciones dolorosas desde pequeños, además de agotamiento físico incluso antes de los 10 años? ¿Es que padecíamos estrés de pequeñitos?

No pienso así, recuerdo una infancia feliz dentro de los márgenes de aquella época pero sin motivos que me provocaran un cuadro de agotamiento físico y dolor. Sólo nos queda preguntar a ciertos “doctores” ¿de verdad se creen ustedes sus propias palabras?

CONTINUARÁ...
(Imagen descargada de Internet)






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