lunes, 25 de noviembre de 2013

CAPÍTULO XI








08/02/2007


Volviendo a la idea original de este blog como es mi vida con la Fibromialgia y como desperté a una serie de cambios radicales e inesperados, tengo que decir que aún estoy trabajando en ello. Con la ayuda de la asociación a la que pertenezco y de mi psicóloga, veo como se va abriendo ante mi un horizonte nuevo, difícil e incierto, pero nuevo. Creo que a pesar de la enfermedad (algo ajeno a mi voluntad), depende mucho de mí la forma en que se desarrollen los años que me estén destinados para vivir. Me he dado cuenta de que uno de los factores principales para afrontar la enfermedad, es la manera de pensar.

No sé por qué, pero la mayoría de los que padecemos FM tenemos unos rasgos comunes: somos muy sensibles, soportamos o hemos soportado cargas familiares, hacemos nuestros los problemas de los demás (familiares, amigos), tendemos a desear la perfección en todo o casi todo lo que hacemos y no sabemos decir que no. Todo este cúmulo de caracteres en nuestra forma de ser y de actuar, nos provoca una serie de tensiones musculares y anímicas que no hacen más que empeorar nuestra situación. Por todo esto es que para empezar nuestra "nueva vida", debemos cambiar muchas cosas, una de ellas es aprender a decir no (que ya lo tratamos en uno de los capítulos de éste blog), luego dejar que los demás arreglen sus propios problemas, no queramos estar siempre en medio intentando solucionarlos, y por último, reconocer que no somos héroes y no tenemos por qué ser los mejores en todo.

Para poder lograr estos objetivos tenemos que cambiar nuestra forma de pensar de toda la vida, para poder sobrellevar nuestra enfermedad el resto de ella. Por ahora este sistema va surgiendo efecto, lo que no disminuye la dificultad para conseguirlo.

Cambiar el orden de prioridades para colocarnos en primer lugar es muy difícil, no depende sólo de nosotros, sino también del apoyo y la comprensión de nuestras familias. Unos hijos y un marido o una esposa, que se han encontrado con que les dedicábamos la vida entera sin condiciones y sin recibir nada a cambio, no siempre están dispuestos a aceptar por las buenas el pasar a estar en segundo lugar detrás de nosotros (y no es egoísmo créanme), el que en un momento dado les digamos: "no puedo hacerlo, hazlo tú que yo me encuentro enfermo". Las amistades también están acostumbradas a vernos siempre dispuestos a divertirnos y pasar con ellos un buen rato, ahora no comprenden cómo a veces les niega la oferta para salir, y cuando hermanos, padres, primos o incluso también amigos, llaman apara pedir tu ayuda sobre problemas que ellos no están acostumbrados ni siquiera a intentar solucionar por sí mismos porque siempre lo has hecho tú y ahora les dices: "lo siento no puedo ayudarte, esfuérzate un poco y verás como tu sólo lo consigues", si no lo comprenden y tú no lo cambias, lo único que conseguirán será cambiar tu estado anímico y por lo consiguiente tu estado físico.

Todo esto hay que cambiarlo, y yo lo estoy intentando, pero duele, duele en el cuerpo físico y en el cuerpo emocional, y duele... en el ALMA. Porque ver como no consigues que los demás te vean como la misma persona pero con limitaciones, porque si lo hacen ellos también se verían en la obligación de cambiar sus prioridades y que en vez de ser ellos los primeros como han sido siempre, tengan que ofrecerte a ti, esta vez el primer lugar, duele, duele mucho.

CONTINUARÁ...
(Imágenes descargadas de Internet)




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