viernes, 22 de noviembre de 2013

CAPÍTULO VIII




30/10/2006



Dicen que la fibromialgia, se desencadena tras un trauma físico o psicológico. No sé que base de verdad tiene eso, lo que si sé es que como muchas-os, la padezco desde pequeña. Estaría conforme con la teoría de que el trauma empeoraría la enfermedad, pero no que aparezca de pronto.
Mi caso hasta donde yo recuerdo es el de una niña pequeña de unos siete u ocho años quejándose ya de dolores, mamá se ocupaba de coger toallas calientes y después de unas friegas de alcohol, colocarlas sobre mis piernas doloridas. Eso ocurría casi todas las noches durante el invierno, pero como muchas madres de aquella época, ella diagnosticaba a su manera, siempre que no existiera fiebre o vómitos porque ya eso sería más preocupante, en estas ocasiones los síntomas no parecían serios como para llamar al facultativo, "será un poco de reuma" (por lo visto algo normal entonces).

Me encantaba salir a pasear con mis padres o de visita a casa de mis tíos, allí jugaba con mis primos y me lo pasaba bien, sólo había un inconveniente, tenía que llegar allí primero y subir escaleras después, "qué lenta es esta niña, siempre voy tirando de ti", "sube ya que te estamos esperando", eran frases que yo oía continuamente refiriéndose a mi incluso cuando subía a casa del colegio, mis amigas llegaban antes, "siempre llegas la última".
Creo que todas esas cosas marcaron un poco mi forma de ser cuando era pequeña, porque yo no lo hacía queriendo, simplemente no podía seguir un ritmo normal, pero yo era una niña, y los adultos no lo advirtieron. En el fondo lo comprendo, yo misma siendo ya una mujer estaba en la convicción de que aquello no tenía nada que ver con algo físico, sino más bien con un problema de actitud, era un poco vaga.

Tuvieron que pasar muchos años para que la realidad mostrara la cara y fue aquel día en el que creí que nunca más iba a poseer la fuerza necesaria para volver a andar con normalidad, sin apoyarme en los muebles.
El diagnóstico fue tan claro y contundente como la forma en que volvió a mi mente el recuerdo de aquellas palabras, que ahora no sé si tenían la intención de convencerme a mí o de auto convencerse ellos de que no tenían una hija enferma, pero claro siempre con una buena intención.

Sinceramente no sé si hubiera preferido que todo esto se hubiera averiguado antes, me refiero a lo de que mi cansancio habitual y mis dolores no eran voluntarios, creo que en aquella época me habrían llevado al psiquiatra para curarme una neurastenia (creo que se decía de esa manera), así que al final voy a tener que darles las gracias.
Con este relato no quiero reprocharle nada a nadie, nunca lo hice, lo único que deseo es hacer saber a los investigadores que no todas las personas que padecen fibromialgia, estaban totalmente sanas antes de que la enfermedad saliera fuera, porque creo que es eso lo que ocurre, se mantiene latente ahí dentro hasta que algo le da a un interruptor y hace que se desencadenen una serie de síntomas que la empeoran y se hace visible para todos. Sólo hay que ver que hasta que no ocurre lo que llamamos "primer brote", todo el mundo se piensa que "sólo padece de dolores" como la mayoría del planeta.

CONTINUARÁ...
(Imagen descargada de Internet)







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